El Congreso está tratando de confundirnos.
Así es como operan: Una ley nos va a costar billones de dólares, pero los miembros del Congreso no quieren que el público lo vea. Por eso, hacen que la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) haga una previsión del proyecto de ley para sólo los primeros diez años y dejan fuera a propósito cualquier asunto costoso.
Aumentar la transparencia y reducir los malos entendidos entre Washington y Pekín son objetivos loables, pero no deberían ocultar o distraer del verdadero objetivo de proteger los intereses nacionales de Estados Unidos y de alcanzar los objetivos estratégicos americanos. Las fricciones entre Washington y Pekín (ya sean por Corea del Norte o en otros asuntos asiáticos a mayor escala) no se deben a “malentendidos”, sino más bien a principios y objetivos enormemente divergentes.
¿Se acuerda Ud. de la deuda? ¿Ese problema de $17 billones? Pues parece que en Washington hay quienes creen que se ha esfumado.
El Washington Post informó de que “la deuda nacional ya no está creciendo sin control”. Y los legisladores y progresistas pertenecientes a las distintas organizaciones presentes en la capital están planteando la idea de que ya no es una de nuestras principales prioridades.
Los empleados federales, incluidos los del Congreso, reciben actualmente unos generosos beneficios del seguro médico de su “empresa”, así como una gran variedad de opciones de planes personalizados (desde costosos planes integrales a planes de bajo costo y con un alto grado de deducibilidad) que se les niega a la gran mayoría de americanos. Pero todo eso cambiará con Obamacare.