En todo Estados Unidos, las familias están balanceando sus presupuestos e incluso saldando sus deudas. Desde el pánico financiero de 2008, la deuda privada ha caído a medida que los americanos se han ido apretando el cinturón y devolviendo sus préstamos. Por desgracia, algunos se tuvieron que declarar en bancarrota debido a que sus deudas se hicieron demasiado grandes. Pero Washington no se puede declarar en quiebra; en cambio, debe seguir el ejemplo de millones de americanos y reducir el gasto para vivir dentro de sus posibilidades.
Se esperaba que el presidente Obama hiciera una defensa del aumento del límite de la deuda en la rueda de prensa de ayer por la mañana. Toda esta situación viene a consecuencia de que los republicanos de la Cámara de Representantes han ido supuestamente sopesando la posibilidad de los “impagos” y del “bloqueo del gobierno”. Aunque es alentador que los conservadores se estén preparando para la lucha política, es importante que los responsables políticos y la opinión pública sigan teniendo perfectamente claros esos dos términos.
Esta semana salió la nueva edición del popular Índice de Libertad Económica que anualmente elabora la Fundación Heritage en colaboración con el Wall Street Journal. En este mundo lleno de cifras, decisiones y conceptos a veces incomprensibles, más de uno se preguntará por qué le damos tanta importancia en Heritage al concepto de libertad económica.
La Fundación Heritage acaba de publicar conjuntamente con el Wall Street Journal la 19ª edición del afamado Índice de Libertad Económica. Esta investigación demuestra como algunos países van perdiendo libertades con el transcurrir del tiempo y como otros van ganándolas. El Índice estudia asuntos como la confianza en las instituciones, el Estado de Derecho, la intromisión del gobierno en la economía libre, el nivel de corrupción, la división de poderes, restricciones, expropiaciones y datos económicos tales como el nivel de inflación, del gasto público y la deuda nacional.