La Fundación Heritage, en colaboración con colegas expertos en el medio ambiente, ha publicado unos parámetros para el progreso: la Ética de la Conservación en Estados Unidos. Esta Ética refleja la aspiración de cada americano de crear un entorno más limpio, más saludable y más seguro para las generaciones futuras.
En su columna del viernes en el Washington Post, Charles Krauthammer se refirió al incidente relativo a Churchill en el contexto de un artículo sobre el viaje de Mitt Romney a Gran Bretaña, contrastando el respeto de Romney hacia la “relación especial” entre Gran Bretaña y Estados Unidos con la indiferencia de Obama.
La libertad religiosa es un derecho fundamental garantizado por la Primera Enmienda de la Constitución, no es un mero “valor” cuya importancia está sujeta a la devaluación por parte de una determinada normativa de la administración. Lamentablemente, una devaluación de este principio básico es exactamente lo que hemos estado viendo por parte de la administración Obama, que un año después de que tal apoyo de boca para afuera a la libertad religiosa se ha mantenido firme a su mandato original a pesar de las amplias e intensas protestas religiosas en su contra.
No parece que haya ninguna faceta de la vida humana que haya escapado sana y salva de este gobierno progresista, ya que carece del principio inherente de la limitación. Si la obesidad o la salud son cosas que el pueblo americano no se toman lo suficientemente en serio, es trabajo del gobierno dar un paso adelante y obligar a que nos preocupemos. O si este no puede obligar con ese propósito, al menos impedirá que elijamos “incorrectamente”.
Más de 50 demandantes (con y sin ánimo de lucro por igual) han acudido a la corte contra el mandato del HHS. Al obtener un amparo judicial que impide el cumplimiento del mandato sobre su empresa mientras el caso llega al juicio, Hercules ha demostrado la fortaleza del desafío de la libertad religiosa contra Obamacare.