Este Halloween, millones de americanos habrán estado, como cada año, repartiendo caramelos. Pero este año, el verdadero truco podría ser encontrar tratos hechos en Estados Unidos de América. Debido al clientelismo del gobierno, que tiene como objetivo proteger a los grandes productores de azúcar, gran parte de los caramelos en las bolsas de sus hijos procederán del exterior.
Los cupones para alimentos fueron un popular tema de conversación el mes pasado, cuando el Congreso debatía el proyecto de ley agraria. Este programa de la época de la “Gran Sociedad” del presidente Lyndon B. Johnson, con décadas de antigüedad, necesita de muchas reformas por al menos siete razones:
Los líderes de la Cámara de Representantes parecen querer engañar al público americano e incluso a sus compañeros miembros de la Cámara.
La Cámara separó el programa de cupones para alimentos de otros programas relacionados con la agricultura – se trata de una magnífica noticia. Sin embargo, no hizo ni una sola reforma. Aunque eso no es lo peor.
En 1996, prometió Bill Clinton que “haría que la asistencia social fuese lo que se suponía que tenía que ser, una segunda oportunidad, no un modo de vida”. Se refería a su histórica reforma de la asistencia social que ayudo a sacar de la pobreza a muchos americanos. Uno de los programas reformados fue el de los cupones para alimentos.