El comunismo, el sistema más empobrecedor y criminal que jamás haya sido perpetrado contra los trabajadores, pasa a ser su salvador ante el malvado capitalismo, como si los comunistas no hubiesen asesinado a millones, y como si el Muro de Berlín hubiese sido construido por los capitalistas para impedir que los trabajadores oprimidos huyesen rumbo al paraíso socialista.
Se trata de una de las imágenes más icónicas del siglo XX: un hombre de pie absolutamente quieto, enfrentándose a un enorme tanque mientras se aproxima hacia él. Está desarmado y solo. Sin más defensa que la inamovible convicción de que la libertad es tan importante que merece la pena arriesgar la vida por ella.