Ante el rápido avance en Irak del letal grupo terrorista autodenominado como Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), los líderes y analistas políticos se muestran preocupados no sólo por la seguridad en la región de Medio Oriente, sino por la amenaza que supone para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Lo que está pasando en Irak no tiene nada que ver con la política americana. Los enemigos de Estados Unidos no se preocupan de si el Ala Oeste de la Casa Blanca está dirigida por la izquierda o la derecha. Simplemente celebran nuestras derrotas y buscan nuevas oportunidades para hacer retroceder las fronteras de la libertad. Lo que sí es cierto es que se han llevado tres alegrías por lo que está pasando en Irak. He aquí por qué.
Al oír cómo describe el presidente Barack Obama la retirada de las tropas americanas de Irak, uno podría pensar que se trata de una largamente anticipada victoria política, la culminación de una promesa hecha cuando hacía campaña para llegar a la Casa Blanca. Pero su anuncio la pasada semana de que las tropas americanas en Irak volverían a finales de año es el resultado de un serio fracaso de la administración Obama