Como médico de familia, siempre he creído en tratar a la persona en su totalidad.
Cada persona es un individuo único y no se puede practicar una atención médica unificada, sino que ésta debe estar individualizada. Por tanto, me preocupa el futuro de la atención médica con esta nueva ley, por no hablar de mis propios pacientes, los cuales están muy preocupados.
El presidente Obama ha dejado claro que “no negociará” en lo que respecta a poner fin al cierre del gobierno.
Que se sepa hasta ahora, la capital de la nación no estaba dirigida por un solo poder del gobierno, ni siquiera por un solo partido político. Pero el presidente Obama está tan decidido a proteger su impopular, inviable e injusta ley de atención médica que preferiría mantener cerrado el gobierno.
Los medios informativos, el presidente y el Congreso deberían tener cautela a la hora de enumerar a las “víctimas” del cierre del gobierno. Por más que los medios de comunicación nacionales continúen dándole publicidad, la indignación por la suspensión sin goce de sueldo de los empleados federales provocada por Washington no va a tener mucho más recorrido en el resto de Estados Unidos.
De forma muy parecida a lo que sucedió al día siguiente de que dieran comienzo los recortes presupuestarios debidos al embargo de fondos, la mayoría de la gente se levantará hoy viendo que el país y sus vidas no son muy diferentes. Todo el temor y la ansiedad por el cierre del gobierno (que están alcanzando proporciones similares al efecto 2000) es en realidad una distracción.