El pasado martes, diversos bancos y cadenas de televisión surcoreanos se quedaron sin conexiones informáticas debido a un ciberataque “bastante masivo”. En su mayor parte, estos ataques supusieron simplemente una molestia, cortando temporalmente el acceso informático a las cuentas bancarias y congelando las computadoras de las estaciones de televisión, aunque sin llegar a interferir las emisiones.
Las consecuencias de la ciberguerra son demasiado terribles para que Estados Unidos espere a aprender de los errores. Si empezamos a perder las ciberbatallas frecuentemente, puede significar el final de Estados Unidos tal como lo conocemos. La seguridad de los datos de un país es un arma virtual y estamos indefensos sin ella.