La matanza en Francia nos recuerda que un individuo trastornado, urgido por un deseo terrorista, puede alcanzar un nivel de destrucción que muchas personas trabajando al unísono a menudo no logran. A esta dificultad se enfrentan las unidades de contraterrorismo e inteligencia a la hora de identificar a terroristas conocidos como “lobos solitarios” o terroristas que operan solos.
Han pasado más de 10 años desde los atentados del 11 de septiembre. Desde entonces, por lo menos conocidos públicamente, se han frustrado 45 atentados terroristas. Este último complot sirve como un importante recordatorio de que la amenaza del terrorismo no ha disminuido. Estados Unidos debe seguir alerta.