Cuando el presidente Johnson inició la “Guerra contra la Pobreza” el 8 de enero de 1964, prometió “no sólo aliviar los síntomas de la pobreza, sino curarla y, sobre todo, prevenirla”. Por desgracia, el medio siglo de legado de la “Gran Sociedad” de Johnson no ha estado a la altura de ese noble objetivo.
Los legisladores vuelven hoy a Washington con sólo nueve días hábiles en la Cámara de Representantes antes de que expiren algunos programas del proyecto de ley agraria, a finales de este mes. Con el límite de la deuda acechando y el Congreso inmerso en las consideraciones sobre una acción militar en Siria, es casi imposible que se lleven a cabo auténticas reformas.
Éste es un día típico en la vida de Jason Greenslate: “Me despierto, bajo a la playa, estoy con mis amigos, flirteo con algunas chicas, empiezo a beber”. También toca en una banda de rock. Y vive de los cupones para alimentos.
No tiene ingresos (no está interesado en tener un trabajo) y come del dinero del contribuyente: $200 mensuales de “dinero gratis”, como él dice. “Todo pagado con el maravilloso dinero de nuestros impuestos”. Duerme en casa de amigos, familiares o con chicas. “¿Por qué no?”, pregunta. De hecho, dice que está “viviendo un sueño”.