La administración Obama ha estado echándose flores por su política de reseteo con Rusia, describiéndola como uno de sus mayores logros diplomáticos. Si se mira más de cerca, sin embargo, queda claro que el reseteo no ha sido más que una lista de concesiones a un estado cada vez más beligerante y agresivo.
Rusia intenta expandir su influencia para constreñir la política de Estados Unidos. Líderes rusos como el ministro de asuntos exteriores Sergei Lavrov invocan, de forma habitual, un modelo “policéntrico” o multipolar del mundo, con Rusia laborando con sus socios para un futuro donde el poder de Estados Unidos esté tan disminuido que no pueda actuar sin el permiso de Moscú.