Los americanos que luchan en defensa del matrimonio en Estados Unidos tienen mucho que aprender de los franceses. El movimiento promatrimonio francés ha obligado a un debate nacional sobre la redefinición del matrimonio. Ha cambiado la opinión pública sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo: la mayoría se opone ahora al mismo. Y ha creado un respaldo del público en general y ha atraído a muchas personas que no son ni conservadoras ni religiosas.
Las tareas son algo aburrido. Basta preguntarle a cualquier niño: ¿Preferirías quedarte pegado a una mesa haciendo largas divisiones o jugar a los videojuegos con tus amigos? Pero ni siquiera los niños –a los que les encanta quejarse a sus padres sobre lo que es justo y lo que no– irían tan lejos como para decir que tener que hacer la tarea es injusto. Así que deje que lo diga un adulto. Pero no cualquier adulto, sino el presidente de Francia, François Hollande.
François Hollande ofrece a Francia un Estado omnipresente de pesadilla y el pueblo francés lo está aceptando alegremente. Las promesas gubernamentales de Hollande son un símbolo de todo lo que está mal con Europa en la actualidad y él es un representante de la decadencia de la UE, propugnando una política que es la antítesis de la libertad económica.
La matanza en Francia nos recuerda que un individuo trastornado, urgido por un deseo terrorista, puede alcanzar un nivel de destrucción que muchas personas trabajando al unísono a menudo no logran. A esta dificultad se enfrentan las unidades de contraterrorismo e inteligencia a la hora de identificar a terroristas conocidos como “lobos solitarios” o terroristas que operan solos.