En su discurso en la Universidad Knox, el presidente Obama presentó su plan para convertir a Estados Unidos en Detroit: unos impuestos más altos, un gasto mayor, un aumento de los salarios mínimos, más mandatos y volver a trazar el camino hacia la posibilidad de escalar socialmente mediante unos programas que ya se han probado y han fracasado.
En el improbable caso de que el gobierno de Estados Unidos llegara al verdadero límite de la deuda el 2 de agosto, según lo que nos han vendido, el gobierno federal todavía estaría camino de recaudar unos $2,2 billones en este ejercicio fiscal. Eso no va a cambiar. Y el interés neto para el año aún sería de unos $205,000 millones, o sea, menos de una décima parte de los ingresos por recaudación. Y a la luz de las consecuencias, no hay duda de que el presidente Obama y su secretario del Tesoro se asegurarían de que los pagos de intereses se hagan a tiempo y en su totalidad.