Los jóvenes con padres que se involucran en sus estudios disfrutan de una relación más estrecha con ellos y son menos propensos a presentar problemas de conducta, a experimentar con conductas de riesgo y gozan de una mejor salud emocional. Además, tienden a lograr mejores calificaciones y mayores niveles de educación.
Patrick F. Fagan, de Heritage, indica que “la práctica de la religión es un antídoto poderoso para muchos de los acuciantes problemas sociales de nuestro país, muchos de los cuales han alcanzado proporciones históricamente altas”. La religión siempre ha servido para refinar las miserias de la condición humana y las cifras de las investigaciones nos hablan de la virtud que se deriva de la religión y su repercusión en la sociedad civil.