Será el trabajo duro pero necesario para el próximo presidente de Estados Unidos —sea quien sea— restaurar el prestigio y la credibilidad internacional de Estados Unidos. Mantener la fuerza militar de la nación, reforzar su diplomacia internacional y usar la diplomacia pública para recordar al mundo los logros y la influencia de Estados Unidos deben ser parte de esa tarea.
Antes que nada en la lista de disculpas del presidente deberían estar sus decisiones de política exterior que han conducido a un debilitamiento de la “Relación Especial” entre Estados Unidos y Gran Bretaña. Cuando viaje a Polonia, les deberá dar una disculpa a los polacos por la decisión de su administración en 2009 de ceder ante Rusia y abandonar el escudo de defensa antimisiles de Estados Unidos