El artículo de opinión de Vladímir Putin publicado en el New York Times es un intento de dirigirse al pueblo americano pasando por encima de sus representantes electos. Para un profesional de la política exterior rusa, constituye también un acto de guerra informativa. Al fin y al cabo, Rusia ve a Estados Unidos como un competidor estratégico, por no decir un enemigo declarado, en la batalla por la influencia geopolítica en Medio Oriente, Europa y el resto del mundo.
Ni Putin ni Obama piensan que Estados Unidos sea excepcional. Para ellos, todos los seres humanos son simplemente ciudadanos del mundo.
El Kremlin asestó un golpe diplomático a las relaciones entre Estados Unidos y Rusia cuando Moscú concedió asilo político temporal al exanalista de la NSA Edward Snowden. Así que ahora puede que la Casa Blanca cancele una cumbre entre ambos países que estaba programada para principios de septiembre, aparte de que la política de reinicio de Obama respecto a Rusia requerirá de una reevaluación significativa.
Según David Kramer, el presidente de Freedom House, Putin ya ha perdido en tres formas: 1) Al perder su pretensión de legitimidad, algo obvio después de las protestas masivas, así como por su incapacidad de obtener la mayoría en las recientes elecciones a la Duma, 2) porque el temor que permitió a Putin seguir adelante con su política autoritaria está disminuyendo, y 3) por la pérdida de su aura de invencibilidad política.