Ahora que el presidente Obama ya no se enfrentará nunca más a una reelección, es momento de que acabe la campaña electoral. La perpetua retórica política y las promesas ya no tienen importancia. Se necesita acción (y liderazgo) en algunos asuntos apremiantes que amenazan a Estados Unidos. El sustento, la protección y la libertad del pueblo americano están amenazados.
El pavoneo político en torno a la retención de fondos está siendo vergonzoso. Como describió Bob Woodward en su libro The Price of Politics (El precio de la política) la presente crisis no fue producto de la ineptitud o de unas prioridades erróneas (¿quién habría pensado que ahora esos serían considerados como males menores?)