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Puntos destacados del Índice 2015
La libertad económica ha incrementado a nivel mundial por tercer año consecutivo. Aunque el ritmo del cambio se ha ralentizado fuertemente en comparación con la mejora de 0.7 puntos del año pasado, la libertad económica ha seguido avanzando hasta un nivel récord de 60.4 en el Índice 2015 de Libertad Económica, lo que supone una subida general de 2.8 puntos desde los inicios del Índice en 1995.
De las 178 economías evaluadas en el Índice 2015, sólo cinco han alcanzado muy altos puntajes de libertad, es decir, de 80 puntos o más, lo que las sitúa en la posición de económicamente “libres”. Los siguientes 30 países han sido clasificados como economías “mayormente libres”, registrando puntajes de entre 70 y 80. Con puntajes situados entre 60 y 70, 55 países han obtenido puntajes que los sitúan en la categoría de “moderadamente libres”. Estas economías ofrecen entornos institucionales en los que personas y empresas privadas se benefician de al menos un grado moderado de libertad económica en lo que respecta a la búsqueda de una prosperidad y un éxito mayores.
A pesar del progreso global registrado a lo largo de los 21 años de historia del Índice, el número de personas que viven sin libertad económica sigue siendo perturbadoramente alto: 4,500 millones de personas, o lo que es lo mismo, alrededor del 65% de la población mundial. Más de la mitad de estas personas viven en sólo dos países: China y la India. Aunque en ocasiones las reformas estructurales han impulsado el crecimiento en estos dos países, sus gobiernos no han institucionalizado entornos abiertos que fomentarían mejoras amplias y sostenidas del bienestar económico de la población en su conjunto.
Ganancias y pérdidas
En el Índice 2015, 101 países, la mayoría de los cuales son economías poco desarrolladas o emergentes, mostraron avances en la libertad económica durante el último año. Por otro lado, la competencia por el puesto más alto de la clasificación del Índice se ha intensificado. El Índice 2015 ha registrado un notable número de reposicionamientos y logros dentro de los 20 primeros puestos de la libertad económica mundial.
- Hong Kong ha mantenido su estatus como la economía más libre del mundo, una distinción que ha logrado durante 21 años seguidos. Sin embargo, la brecha entre este territorio y Singapur, la segunda economía más libre, casi se ha esfumado. El puntaje de libertad económica de Hong Kong disminuyó en 0.5 puntos, con una erosión del Estado de Derecho que refleja un aumento en el nivel de percepción de la corrupción.
- Junto con Hong Kong y Singapur, las únicas economías consideradas “libres”, con puntajes de libertad económica por encima de 80 en la escala de 0 a 100 del Índice son Nueva Zelanda, Australia y Suiza. Nueva Zelanda subió dos puestos y obtuvo el tercer lugar de la clasificación como resultado de sus iniciativas y cometido para reducir el gasto público. Canadá permanece como la sexta economía más libre del mundo por quinto año consecutivo.
- Chile (7º) y Mauricio (10º), dos economías en desarrollo con mentalidad reformista, continúan situándose entre las 10 economías más libres del mundo. Ambas han demostrado un constante cometido con el Estado de Derecho, el gobierno limitado, la eficacia reguladora y la apertura de los mercados.
- Con una subida de tres puestos, Estonia se ha convertido en la octava economía más libre del mundo. La pequeña nación báltica se ha reincorporado al grupo de las 10 economías más libres del mundo por primera vez desde 2007, superando a Dinamarca (11º), Irlanda (9º) y Mauricio.
- Estados Unidos continúa siendo únicamente la 12ª economía más libre, aparentemente estancada en los puestos de “mayormente libre”, la segunda categoría de libertad económica a la que Estados Unidos cayó en 2010.
- Taiwán y Lituania, al beneficiarse de mejoras ininterrumpidas en sus puntajes desde 2009, han registrado sus mayores puntajes de libertad económica hasta la fecha, avanzando a los puestos 14º y 15º respectivamente y sobrepasando a Suecia, Finlandia, Alemania, Luxemburgo, Países Bajos y Baréin.
Como se muestra en Las diez libertades económicas: Una mirada global, en la página siguiente, el incremento de la libertad económica a nivel mundial este año ha estado impulsado por la mejora de la libertad comercial, la libertad monetaria y la libertad frente a la corrupción, cuyos índices globales han avanzado en cerca de un punto o más de promedio. Los puntajes promedio para la mayoría de las otras libertades económicas, incluyendo la libertad empresarial, los derechos de propiedad, la libertad laboral, la libertad de inversión y la libertad financiera, han registrado pequeños descensos.
La pérdida de libertad económica fue más pronunciada en el área correspondiente al gobierno limitado. Una caída en el puntaje de 0.8 puntos en esta categoría que mide el control del gasto público refleja la continuación en algunos países de políticas anticíclicas o de estímulos intervencionistas, a pesar de las escasas evidencias de que tales políticas estén impulsando el crecimiento o haciendo que se recupere el empleo.
Tendencias regionales de libertad económica
En el Índice 2015, cada una de las seis regiones continúa estando representada por al menos un país situado entre las 20 economías más libres. No obstante, como se muestra en el Gráfico 2, los niveles promedio de libertad económica avanzaron solamente en la mitad de las regiones.
El África Subsahariana (liderada por Santo Tomé y Príncipe y la República Democrática del Congo) y la región Asia-Pacífico (liderada por Maldivas y Filipinas) muestran cada una un promedio de mejora en los puntajes de 0.3 puntos, mientras que los países de Medio Oriente/África del Norte (liderados por Israel y Marruecos) ganaron un promedio de 0.1 puntos. Y mientras que el promedio de libertad económica de la región de Centroamérica, el Caribe y Sudamérica permaneció sin cambios respecto al año pasado, Europa y América del Norte registraron ligeros descensos de 0.1 y 0.2 puntos respectivamente.
Entre las seis regiones, los niveles promedio de libertad económica varían ampliamente. Con ambas regiones unidas por acuerdos comerciales regionales de nivel prácticamente continental, América del Norte y Europa continúan registrando los más elevados puntajes promedio de libertad económica de todas las regiones: 73.9 y 67 respectivamente.
A pesar de la actual agitación política y económica en diversos países de Medio Oriente y África del Norte, la región en su conjunto sigue consiguiendo un puntaje promedio de libertad económica ligeramente superior a 60 debido a los altos índices de libertad económica de Baréin, Emiratos Árabes Unidos y Catar, reforzados por la mejora en los puntajes de Egipto, Israel y Marruecos. Sin embargo, sigue habiendo graves problemas y las deficiencias estructurales e institucionales son numerosas. El crecimiento del sector privado continúa a la zaga, muy por debajo de los niveles necesarios para proporcionar un número adecuado de empleos a una creciente población. En conjunto, la falta de oportunidades laborales en la región de Medio Oriente/África del Norte sigue siendo un grave problema, con índices promedio de desempleo juvenil cercanos al 25%.
En la región de Centroamérica, el Caribe y Sudamérica, todos salvo ocho países han recibido un puntaje de libertad económica de entre 50 y 70 en el Índice 2015. Aunque los países de la región demuestran un elevado grado de diversidad económica y política, la cruda realidad en toda la región es que sus economías están rindiendo por debajo de las expectativas y se están estancando debido a la pérdida e incluso a la falta de libertad económica. Los cimientos para el buen funcionamiento de la democracia de libre mercado siguen siendo frágiles puesto que la corrupción generalizada, la débil protección de los derechos de propiedad y deficiencias sistémicas tales como la ineficacia reguladora y la inestabilidad monetaria provocan numerosas distorsiones a los mercados.
En la región Asia-Pacífico ocurre lo mismo y su diversidad implica que la región aún no haya adoptado totalmente la libertad económica. Los puntajes promedio de libertad económica permanecen por debajo de 60 a pesar de que, con diferencia, la región tiene el mayor número de economías “libres” del mundo. Estas economías continúan demostrando la capacidad de adaptación y el dinamismo de la región, lideradas por un consenso sobre los beneficios del libre comercio. Gracias a que facilitan participación comercial dinámica más allá de las propias fronteras y a que amplifican el desarrollo económico, los acuerdos comerciales han proliferado en la región Asia-Pacífico a lo largo de la década pasada. En este momento hay concretados unos 40 acuerdos comerciales interregionales y más de 100 acuerdos con países de fuera de la región.
Aunque el promedio de sus puntajes continúa por debajo de 60, el África Subsahariana, al igual que la región Asia-Pacífico, ha experimentado incrementos generalizados en libertad económica durante el último año. En el Índice 2015, la libertad económica ha avanzado en el 59% de las economías de la región del África Subsahariana. Y lo que es más impresionante, seis de las diez mayores mejoras en los puntajes del Índice 2015 han tenido lugar en países de esta región. Muchos países de la región viven un momento de considerable crecimiento. Los resultados económicos positivos logrados mediante el fomento de la libertad económica han dado pie a un valioso ímpetu en pro de más reformas institucionales, necesarias para garantizar desarrollo económico a largo plazo.
Empoderando al mundo
La diversidad de pueblos y culturas del mundo implica que habrá muchos y distintos caminos hacia la prosperidad y el desarrollo económico. El fin último de la libertad económica es el de empoderar a las personas con un mayor número de oportunidades para que puedan elegir por sí mismas cómo aspirar y alcanzar sus sueños, sujetos únicamente a las bases del Estado de Derecho y la honesta competencia con otras personas. No resulta sorprendente, por tanto, que los patrones de libertad económica de las seis regiones del Índice reflejen la cultura e historia de cada nación y de las personas que las habitan, por no mencionar las circunstancias geográficas o la presencia de recursos naturales.
No hay una única respuesta para los específicos retos de desarrollo a los que nos enfrentamos. Sin embargo, una cosa es segura: los gobiernos que respetan y fomentan la libertad económica proporcionan el mejor entorno para la experimentación, la innovación y el progreso, y es mediante ellos que la prosperidad y el bienestar de la humanidad crece.
Por qué importa la libertad económica
Desde su creación en 1995, el Índice de Libertad Económica ha registrado cientos de ejemplos de cambios en política pública que han mejorado la libertad económica, fomentando así el progreso humano y una mayor prosperidad. Los datos del Índice 2015 demuestran una vez más los firmes y positivos vínculos entre libertad económica y diversos aspectos del desarrollo humano. Ningún sistema alternativo (y se han intentado muchos) se acerca siquiera al historial del capitalismo de libre mercado a la hora de propiciar el crecimiento y la mejora de la condición humana. Los resultados del Índice así lo confirman y muestran que sólo se puede lograr un dinamismo económico sostenido cuando los gobiernos adoptan políticas económicas que habilitan un mayor número de opciones para personas y empresas, fomentando una mayor capacidad de emprendimiento.
A pesar de los recientes pasos en falso dados por muchos países en respuesta a la crisis económica mundial, convirtiéndose en un ataque político contra el capitalismo en algunos lugares, el sistema de libre mercado no se halla al borde del colapso. De hecho, a medida que se ha hecho más evidente el impacto de los errores reguladores y del gasto, un mayor número de personas en todo el mundo parece estarse dando cuenta de que el perjuicio económico infligido por la pesada mano del gobierno (crecimiento mediocre, deterioro del entorno empresarial y reducido crecimiento del empleo) no es algo inevitable, sino más bien el resultado de haber tomado malas opciones de política pública.
Libertad económica: Promoviendo la prosperidad
Debería resultar evidente que la política más efectiva de un gobierno para incrementar la riqueza y el crecimiento económico no es la de incrementar su propio gasto o el aumento de capa tras capa de normativas reguladoras, pues ambas reducen la libertad económica. En cambio, es probable que los mejores resultados se consigan mediante reformas normativas que mejoren los incentivos que impulsan la actividad empresarial, creando más oportunidades para un mayor dinamismo económico.
Igualmente notables son los beneficios fundamentales que emanan de una relación estrecha y positiva entre libertad económica y niveles de ingresos per cápita. En el caso de países que logran en el Índice puntajes que reflejan incluso niveles moderados de libertad económica (60 o más), la relación entre libertad económica y PIB per cápita es enormemente significativa.
Los países que ascienden en la clasificación de libertad económica muestran cada vez más elevados niveles en sus ingresos promedio. Las economías calificadas en el Índice 2015 como “libres” o “mayormente libres” disfrutan de ingresos que más que duplican los niveles promedio del resto de países y quintuplican los ingresos de las economías “reprimidas”.
Libertad económica: El antídoto contra la pobreza
No resulta sorprendente, por tanto, que las dos últimas décadas en las que el Índice ha estado registrando el avance de la libertad económica hayan sido las más prósperas de las historia de la humanidad. Aquellos países que han adoptado alguna versión del capitalismo de libre mercado, que está en la raíz de los principios de la libertad económica, han sido parte de una era de globalización e integración económica que ha dado alas a un crecimiento económico sin precedentes en todo el mundo.
A medida que la economía global se ha movido hacia una mayor libertad económica a lo largo de las dos últimas décadas, el PIB real mundial ha aumentado cerca de un 70%, mientras que el índice de pobreza mundial se ha reducido a la mitad, sacando a cientos de millones de personas de la pobreza.
Esta mayor libertad económica ha tenido un impacto positivo no sólo en el número de personas en situación de pobreza, sino también en la intensidad de la pobreza que algunos siguen sufriendo. La intensidad de la pobreza, medida según el Índice Multidimensional de Pobreza del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, que evalúa la naturaleza e intensidad de la privación a nivel individual en educación, atención médica y nivel de vida, tiene un promedio mucho menor en países con elevados niveles de libertad económica.
Lo que queda claro además es que esta reducción de la pobreza en países que se han abierto a la libertad económica se ha visto avivada por un compromiso con el crecimiento económico, demostrando que existe una firme relación entre mejorar la libertad económica y alcanzar un mayor crecimiento económico per cápita. Ya sea a corto o largo plazo, el promedio anual de los índices de crecimiento económico per cápita de los países que más han incrementado su libertad económica son al menos un 50% más altos que de aquellos países en los que la libertad se ha estancado o reducido.
Libertad económica: Desarrollo social y progreso democrático
Los beneficios sociales de la libertad económica se extienden mucho más allá de unos ingresos más altos o una reducción de la pobreza. Alcanzar mayor prosperidad a nivel general que vaya más allá de los aspectos materiales y monetarios del bienestar es igualmente importante. Al contrario de lo que afirman algunos, el desarrollo humano y el crecimiento facilitados por el libre mercado no tienen por qué darse a costa del medio ambiente.
En realidad, la libertad económica y la innovación son las que producen el entorno saludable y limpio que a su vez produce positivos beneficios sociales. Allí donde los gobiernos han confiado en la fuerza del mercado y la competitividad para espolear la eficiencia, ha prosperado un ciclo virtuoso de inversión, innovación (incluidas tecnologías más limpias) y dinámico crecimiento económico. El resultado es un medio ambiente más limpio y una mayor libertad económica.
Una mayor libertad económica puede también ofrecer un terreno más fértil para una gobernanza eficaz y democrática. Al posibilitar que la gente ejerza un mayor control sobre su vida diaria, la libertad económica acaba propiciando reformas políticas al hacer posible que la gente obtenga los recursos económicos necesarios que les permitirán plantarle cara a intereses establecidos y competir por el poder político, fomentando de esta forma la creación de sociedades más plurales.
Libertad económica: La clave para poder escalar socialmente y para un mayor progreso social
La libertad económica es fundamental para generar un crecimiento económico de amplia base que propicie más oportunidades de trabajar, producir y ahorrar a un mayor número de personas. La enorme mejora de los indicadores globales de ingresos y calidad de vida reflejan en gran medida un cambio de paradigma en el debate sobre cómo se deberían estructurar las sociedades para alcanzar el resultado más óptimo. Durante las dos últimas décadas, el capitalismo ha ganado ampliamente este debate. Sin embargo, el temor a que los beneficios inmediatos del capitalismo se estén desvaneciendo ha puesto de manifiesto la preocupación sobre la movilidad y la libertad económicas.
La base para la garantía de poder escalar económicamente radica en el fomento de la libertad económica, de modo que se pueda producir un significativo crecimiento dinámico e integrador para la gente común y corriente en una sociedad libre.
Algunos negacionistas afirman que el progreso económico y social ha sido limitado estos últimos años a medida que en algunos países los ingresos se han vuelto más desiguales como resultado de la libertad económica. Sin embargo, no hay pruebas que respalden semejante aseveración. Por el contrario, las sociedades cimentadas en la libertad económica son las que han demostrado el más firme progreso social.
Los países que mejoran su competitividad y abren sus sociedades a nuevas ideas, productos e innovaciones han logrado en gran medida los elevados niveles de progreso social que exigen sus ciudadanos. No es a través de la redistribución masiva de la riqueza ni de lo que dicte el gobierno sobre los niveles de ingresos lo que hace que se produzcan resultados sociales más positivos. En cambio, el progreso y la posibilidad de escalar socialmente requieren que haya menos barreras al acceso, que haya libertad para conectar con el mundo y que el gobierno sea menos entrometido.
Mantener el rumbo
La 21ª edición del Índice de Libertad Económica muestra que la libertad económica está una vez más en alza, alcanzando el puntaje más alto de sus 21 años de historia. Detrás de este récord hay historias de progreso humano y de proezas de países y sus ciudadanos: literalmente, miles de millones de personas en todo el mundo cuyas vidas han mejorado de manera constatable.
El vínculo entre libertad económica y desarrollo es evidente y sólido. Las personas en sociedades económicamente libres viven más. Tienen mejor salud. Tienen la posibilidad de ser mejores custodios del medio ambiente. Rompen las barreras del logro humano en campos como la ciencia y la tecnología debido a una mayor innovación.
Los principios de la libertad económica son una guía segura, pero son únicamente una guía. Lo que verdaderamente importará en los años y décadas por venir serán las soluciones creativas para hacer frente a acuciantes problemas mundiales, que sin duda surgirán de gente que sea, en palabras de Milton y Rose Friedman, “libre para elegir”.
Un mensaje
de Jim DeMint, presidente
de la Fundación Heritage
Cuando se llevó a imprimir la edición de 2015 del Índice de Libertad Económica, gente de todo el mundo estaba celebrando el 25º aniversario de la caída del Muro de Berlín. De muchas formas, este Índice se inspiró en los heroicos sucesos que tuvieron lugar en Europa hace un cuarto de siglo y fue poco después cuando empezamos, junto con el Wall Street Journal, a llevar registro de la marcha de la libertad en el mundo.
La desintegración de la Unión Soviética y la liberación de Europa del Este representan un gran triunfo de la libertad y el progreso económico. Gente que en su momento vivió con miedo y en la pobreza ha experimentado un renacer de productividad y una impresionante modernización económica. Países que en su día iban muy a la zaga, han emergido de las garras de la represión para unirse a sus homólogos en libertad, aquéllos a los que en el pasado sólo podían vislumbrar a través de una cortina de hierro.
La lección es clara: El espíritu humano es la verdadera fuente de la prosperidad económica. Ese espíritu alcanza su grado máximo de inspiración cuando se libera de las cadenas con las que ha estado prisionero.
Como sus predecesores, el Índice 2015 ofrece claras pruebas de que los beneficios del dinamismo económico se pueden obtener fomentando la libertad. Los países que están aumentando su grado de libertad disfrutan de mayor crecimiento económico, mejores cifras de empleo, ingresos más elevados, una mejor atención médica y muchos otros beneficios. Los que no, como promedio, se están quedando atrás y, en el peor de los casos, permanecen anclados en el estancamiento y la pobreza. Este fracaso es inexcusable. Y lo más importante, es prevenible.
Además de su análisis por países y sus clasificaciones, el Índice 2015 contiene tres capítulos informativos que exploran temas de especial relevancia para los actuales debates de política pública.
- En el Capítulo 3, Steve Moore, jefe de economía de la Fundación Heritage y su coautor, Joel Griffith, adelantan algunos análisis comparativos de países escogidos de varias regiones, resaltando la forma en las que el Estado de Derecho, unas estructuras reguladoras eficaces, la apertura de los mercados y un compromiso de tener impuestos más bajos fomentan mayor prosperidad.
- En el Capítulo 4, el Índice analiza en detalle las causas y perspectivas de la Primavera Árabe. Con la presentación de un detallado estudio sobre Túnez, tres economistas del Banco Mundial analizan los perjuicios causados por el nepotismo y subrayan la urgente necesidad de políticas inclusivas que ofrezcan oportunidades a todos los tunecinos como garantía de una exitosa transición política y económica.
- En el Capítulo 5, Nick Loris, investigador especializado en temas energéticos, medioambientales y reguladores adscrito a la donación Herbert y Joyce Morgan de la Fundación Heritage, evalúa los vínculos fundamentales existentes entre libertad económica, energía y desarrollo.
Aun cuando el Índice de Libertad Económica entra en su tercera década de vida, ciertamente no podemos saber lo que deparará el futuro No obstante, resulta alentador saber que la libertad económica prosigue su marcha. Como ha demostrado el Índice caso tras caso, las naciones que posean la voluntad y sabiduría políticas para fomentar la libertad económica serán las mejor situadas para ver cómo prosperan sus ciudadanos en años venideros.
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Sobre el Wall Street Journal
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