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¿Es 2014 el año del Tea Party o de la clase política?

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Posted in Actualidad, Análisis, Congreso, Destacables, Estudios, Gobierno de Estados Unidos, Opinión, Pensamiento Político
 

One Response to ¿Es 2014 el año del Tea Party o de la clase política?

  1. ramiro3 says:

    La soberanía nacional está secuestrada por los grandes poderes económicos y financieros, nacionales y transnacionales y el pacto social establecido con la Constitución de 1978 ha perdido toda su validez. La clave de bóveda del Régimen de la Transición es la Monarquía, que se ha blindado a través de su conexión constitucional y de fidelidad con las FAS.

    Los grandes medios de c…omunicación privados y públicos han venido suministrando una información parcial y favorable a los intereses de los poderes reales: los grandes grupos económicos y financieros y los partidos políticos mayoritarios que los sostienen.

    En estas circunstancias, las fuerzas de seguridad y las fuerzas armadas se emplean o son exhibidas como amenaza para respaldar a unos poderes públicos que han perdido toda su legitimidad.

    La exigencia de un “proceso constituyente” se plantea como el inicio de la solución a los problemas de este país, que no puede provenir de los responsables del desastre.

    Sin embargo, el Régimen está tratando de resistir apoyado en los recursos institucionales y represivos de su Estado, forzando los límites de la legalidad para cercenar cualesquiera manifestaciones de protesta. Se plantea por tanto la necesidad de neutralizar la posibilidad de intervención militar cuando la revuelta popular resulte irresistible, cuando el choque social se agudice.

    Todas estas circunstancias hacen ineludible la exigencia de mantener a las fuerzas armadas alejadas de toda tentación de participar violentamente en apoyo del régimen, defendiendo la libre expresión de las soberanía popular en sus deseos de cambio radical. Al mismo tiempo, los profesionales de las Fuerzas Armadas tienen que tomar conciencia de las responsabilidades que asumirían, de plegarse a los intereses de una jerarquía desalmada o de una dirección política al servicio de los poderosos.

    La sociedad civil tiene que rearmarse moralmente, denunciando los abusos del poder por todas las vías posibles y exigiendo un proceso constituyente hacia una verdadera democracia social, participativa, transparente y fraternal, sin inhibiciones ante el mito de la fuerza represiva. Los profesionales de las Fuerzas Armadas y de las fuerzas de seguridad van a entender este clamor legítimo e imparable y no van a suponer un obstáculo añadido a los innumerables ya existentes.

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