El informe sobre el producto interior bruto (PIB) publicado el pasado miércoles muestra que pocas cosas han cambiado en la economía durante el segundo trimestre del año. La estimación inicial de la Oficina de Análisis Económico (BEA) muestra que el crecimiento económico fue de sólo el 1.7% desde el 1 de abril al 30 de junio, bastante por debajo del ritmo al que debería estar creciendo la economía en este momento de recuperación tras una recesión.
El presidente Obama dio el pasado día 30 de julio el segundo de su serie de discursos de verano sobre economía. Como en el primero de la semana anterior, recicló varias políticas de actuación antiguas que ya había presentado antes. La única normativa nueva de interés fue otro intento por presentar lo que él denominó una “gran oferta”.
Ayer, 18 de abril, fue el día 108 del año 2013. También fue el primer Día de la Liberación Fiscal, según el cálculo de Tax Foundation. El Día de la Liberación Fiscal es el día en el que, como nación, hemos ganado finalmente el dinero suficiente para pagar la factura de todos los impuestos locales, estatales y federales del año.
Los americanos se despiertan hoy en el peor “lunes” que tendrán en todo el año: El Día de la Declaración de Impuestos.
La mayoría de americanos teme este día – y con razón. Más allá de la enorme factura que los americanos pagan al gobierno, el código tributario es tan complejo que es difícil averiguar qué le debemos al Servicio de Impuestos Internos (IRS). Se trata de un sufrimiento para los contribuyentes y una enorme sangría para la economía.
El impuesto federal sobre los ingresos ya es centenario, pues el 3 de febrero de 1913 se ratificaba la Decimosexta Enmienda a la Constitución. La recaudación que genera el impuesto sobre los ingresos le permite al Congreso expandir enormemente el tamaño del gobierno federal. De hecho, probablemente nunca volvamos a tener un gobierno federal del tamaño del que teníamos antes de que la Decimosexta Enmienda se convirtiese en ley.