Los Fundadores de América sabían que la libertad es algo más que solamente garantizar las libertades políticas. La verdadera libertad requiere libertad económica – la capacidad de beneficiarnos de nuestras propias ideas y trabajo, de trabajar, producir, consumir, poseer, negociar, e invertir según nuestras propias preferencias.
Como el escritor inglés G.K. Chesterton genialmente indicó: “América es la única nación del mundo que se ha fundado sobre un credo”. Ese credo se formula claramente en la Declaración de Independencia con la que las colonias americanas anunciaron su separación de Gran Bretaña. La Declaración es una imperecedera afirmación de derechos inherentes, de los propósitos adecuados del gobierno y de los límites de la autoridad política.
Sin Washington, Estados Unidos nunca habría ganado su Guerra de Independencia; él fue el catalizador de la fundación estadounidense. Aún más significativo es que demostró que el gobierno republicano no sólo era posible sino que en efecto era algo noble. Derrotado y exiliado, Napoleón lamentaba el significado de todo aquello: “Querían que yo fuera otro Washington”.
Navidad, 1776. El verano había comenzado con convencidas afirmaciones de nobles ideales, pero ya para el invierno la causa de la libertad parecía estar de capa caída. Habiendo sufrido una derrota tras otra, muchos ya habían abandonado toda esperanza. Parecía que la libertad sucumbiría otra vez, como lo había hecho a través de la historia, ante las fuerzas del autoritarismo y la tiranía. Y entonces, en el día de Navidad en 1776, una pequeña banda de fuerzas coloniales bajo el mando del general George Washington, habiéndose replegado desde Nueva York, …
Ciudadanos por nacimiento o por elección de una patria común, esta tierra tiene derecho a que todos vuestros afectos se concentren en ella. El gentilicio AMERICANO, que os corresponde por condición nacional, siempre debe suscitar el justo orgullo patriótico, superior a cualquier otro nombre derivado de distinciones locales. —George Washington Por la naturaleza misma de los principios sobre los cuales se establece, Estados Unidos –más que cualquier otra nación en la historia– atrae a su territotio a los oprimidos, a los perseguidos y a todos aquellos “que anhelan respirar …