Nuestro gobierno federal es muy bueno moviendo el dinero de un lugar a otro. De hecho, un 70% del gasto del gobierno federal consiste simplemente en enviar dinero de un sitio a otro, perdiéndose parte del total en el proceso. “En efecto, el gobierno se ha convertido básicamente en una máquina gigantesca de transferir dinero”, indica John Merline en Investor’s Business Daily, “tomando $2.6 billones de unos para entregárselos a otros”.
En la película “The Naked Gun” (conocida en español como “¿Dónde está el policía?”, “La pistola desnuda” o “Agárralo como puedas”), el superdetective Frank Drebin se encuentra ante una fábrica de fuegos artificiales que está ardiendo y derrumbándose. “Aquí no hay nada que ver”, les dice con calma a quienes lo están presenciando mientras los empleados huyen de las explosiones. “Por favor, dispérsense”.
Hoy, por todo el país, los oradores honrarán el legado de Martin Luther King. Probablemente citarán fragmentos del sonoro discurso “Tengo un sueño” y de la conmovedora “Carta desde la cárcel de Birmingham”.
Pero ¿qué hizo posible que King lograra tantas cosas? Profundicemos en los orígenes de su creencia en que los hombres y mujeres de todas las razas nacen con los mismos derechos y libertades.