El veredicto de ayer en el juicio del cabo Bradley Manning es un importante hito en el actual debate sobre el manejo de información secreta.
El tribunal militar halló a Manning culpable de casi todos los cargos y acusaciones presentados contra él, pero no culpable de lo que se podría decir que era la acusación más grave: ayudar al enemigo. Todo ello en relación con la filtración, admitida por el mismo Manning, de miles de documentos clasificados a Julian Assange y su página web WikiLeaks.
¿Ya estamos otra vez en esa época del año?
En realidad ni siquiera es agosto y los miembros del Congreso ya están empezando a mostrarse inquietos por la inminente lucha por el presupuesto y el límite de deuda, algo que probablemente no sucederá hasta finales de este otoño. Pero las poses ya han comenzado y los medios de comunicación están felices de poder complacerlos.
“La opción cero es la opción de ensueño para los talibanes. Un repentino repliegue allanaría el camino para que los talibanes vuelvan a ganar influencia e inutilicen la capacidad de Estados Unidos para llevar a cabo misiones antiterroristas en la región”, afirmó recientemente la analista de la Fundación Heritage Lisa Curtis durante su intervención en una conferencia sobre Afganistán en el Congreso.
Los rumores sobre la desaparición del escándalo de Bengasi son enormemente prematuros. En estos días, los veteranos de las Fuerzas Especiales se reunieron en el Congreso para mostrar un listado de firmas de más de 18 metros de longitud exigiendo una petición de retirada de la legislación que autoriza a un comité selecto de la Cámara de Representantes a investigar lo ocurrido en Bengasi.
El movimiento para desfinanciar Obamacare está ganando enteros en Washington – si hasta las encuestas revelan que esta ley es cada día más y más impopular entre los americanos.
Puede que el dinero del contribuyente se use para todas esas cosas y más a medida que el 1 de octubre (la fecha en la que se supone que comenzarán los sistemas especializados de seguro médico) se vaya acercando.