El primer presidente de Estados Unidos, el general George Washington, advirtió así a sus conciudadanos: “Si deseamos asegurar la paz, uno de los más potentes instrumentos de nuestra creciente prosperidad, deberá saberse que estamos preparados en todo momento para la guerra”. Pocos son los que hoy en día se dan cuenta de esta conexión directa. Al paso que vamos, la preparación de la que hablaba Washington es cada día más endeble – y el enemigo lo sabe.
El experto de Heritage Patrick Knudsen explica que: “Cuanto más lo demore el Congreso, más probables son unas bruscas y repentinas reducciones del beneficio, unos impuestos tremendamente más altos, unos déficits y una deuda más profundos…o todo a la vez”. Washington no puede seguir aplazando su deber fundamental de promulgar un presupuesto y poner el gasto bajo control y no debería tratar de resolver la crisis fiscal de la nación vaciando la seguridad nacional.
Haciendo profundos recortes en defensa no es la forma de mantener la ventaja ante los rivales ni defender a la nación. “Las civilizaciones mueren por suicidio” decía el historiador y filósofo británico Arnold Toynbee. ¿Será que estamos transitando ya este camino? En la Fundación Heritage seguimos siendo tan optimistas como siempre y creemos en la fortaleza de los valores americanos. Por eso hemos ofrecido una solución en el Plan de Heritage: Para Salvar el Sueño Americano.
Estados Unidos debe reconocer que no puede esconderse de las amenazas ni retirarse para encerrarse en su fortaleza. No hay murallas lo suficientemente altas como para evitar otro 11 de septiembre y alejarse de los enemigos en el exterior no hará que estos desaparezcan. Las fuerzas armadas de Estados Unidos deben estar preparadas para combatir las futuras amenazas; las fuerzas de la ley y los servicios de inteligencia de Estados Unidos deben contar con las herramientas necesarias para impedir atentados terroristas dentro del país y nuestros cargos electos deben reconocer su obligación constitucional de proteger a Estados Unidos de sus enemigos, tanto extranjeros como domésticos.