La semana pasada, Internet se vio afectada por el mayor ataque informático de la historia.
Spamhaus, una compañía anti-spam, colocó a Cyberbunker en su lista negra de empresas generadoras de correos basura. Cyberbunker respondió rápidamente con un ataque Distribuido de Denegación de Servicio (DDoS), que básicamente consiste en inundar un sistema con innumerables peticiones que lo sobrecargan hasta dejarlo inutilizado.
¿Confía Ud. en el gobierno federal para que proteja sus datos personales? ¿Y los archivos de su empresa y sus secretos profesionales? Si Ud. respondió “no”, tiene Ud. toda la razón: el gobierno federal ha tenido 13 brechas y fallas de seguridad en sus propios sistemas de seguridad informática solamente en los últimos seis meses.
Para mejorar la ciberseguridad, la nación no se merece una solución que se haga a la carrera mediante una orden ejecutiva. La actual redacción de la orden ejecutiva de seguridad informática está siendo vista por algunos como la panacea, largamente esperada, para la “falta” de motivación de sectores clave de la industria para autoprotegerse. Lo cual es ridículo.