Nunca se dijo mayor verdad. En la conferencia de prensa de ayer, el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney admitió: “La Casa Blanca no crea empleos”. Como dijo después el columnista político del periódico Examiner, Timothy P. Carney, los conservadores debería dar la bienvenida a este pronunciamiento como “una verdadera y de largo esperada admisión de los límites del gobierno”.
No importa que la seguridad financiera de millones de americanos y otros resulte perjudicada en el proceso. La administración necesita lo que ya ha denominado “el desplome Boehner” —en referencia al presidente republicano de la Cámara de Representantes John Boehner— para tratar de salirse con la suya en las negociaciones del límite de la deuda.
El Congreso no debería aumentar el límite de la deuda sin poner el gasto bajo control. La legislación del límite de la deuda debería poner a Estados Unidos camino de la reducción del gasto federal y el endeudamiento a la vez que se preserva la capacidad de proteger a América sin subir los impuestos.