Al reunirnos con nuestras familias para celebrar Navidad y Hanukkah, deberíamos recordar que nuestra mayor bendición como americanos es la libertad de dedicarnos a nuestros eternos deberes para con Dios y la libertad de religión para libremente llevar a cabo su divina misión entre los hombres en la Tierra.
La libertad religiosa y el respeto a la libertad de conciencia deben ser fomentadas y protegidas, tanto en la sociedad civil como en el derecho y la política, como forma efectiva y acorde con nuestros principios para promover la paz social y la fraternidad cívica en una sociedad cada vez más pluralista.