Éste es un día típico en la vida de Jason Greenslate: “Me despierto, bajo a la playa, estoy con mis amigos, flirteo con algunas chicas, empiezo a beber”. También toca en una banda de rock. Y vive de los cupones para alimentos.
No tiene ingresos (no está interesado en tener un trabajo) y come del dinero del contribuyente: $200 mensuales de “dinero gratis”, como él dice. “Todo pagado con el maravilloso dinero de nuestros impuestos”. Duerme en casa de amigos, familiares o con chicas. “¿Por qué no?”, pregunta. De hecho, dice que está “viviendo un sueño”.
Según una reciente encuesta de McLaughlin, más del 50% de los hispanos votaría por un candidato conservador en unas elecciones. Y casi un tercio se identificaba a sí mismos como conservadores. Aunque esto puede resultar una sorpresa para algunos, la verdad es que los valores conservadores son compartidos por muchos miembros de la comunidad hispana.
La pasada noche, el presidente Obama continuó con su secuestro del Sueño Americano. Utilizando un lenguaje aceptado desde hace muchos años como parte de la tradición americana, adoptó la pose de defensor del trabajo duro, la responsabilidad y otros valores tradicionales. Pero no nos deberíamos dejar engañar. Su visión del Sueño Americano no es la verdadera. Más bien se trata de la visión imaginaria que desde hace mucho tiempo han venido soñando los progresistas de Estados Unidos, pero que también ha sido rechazada desde hace mucho tiempo por el pueblo americano.