El país ha experimentado enormes cambios de seguridad nacional en nuestro devenir desde el 11 de septiembre de 2001. Ha habido una serie de éxitos. Sin embargo, los mayores desafíos siguen allí. Es decir que tenemos que superar los retos asociados con la centralización, la autocomplacencia y la política si hemos de mantenernos a la vanguardia en la guerra contra el terrorismo.
El límite de la deuda, en otras palabras el límite que el Congreso pone a la posibilidad de endeudar al país, ha crecido a niveles alarmantes en los últimos años. Hoy en día, la deuda de Estados Unidos alcanza los 14.3 billones de dólares y amenaza con paralizar la economía de la nación si no se pone bajo control.
A pesar de gastar casi $16 billones desde la Guerra contra la Pobreza comenzó en 1964, los programas de asistencia social no han logrado reducir las causas de la pobreza y en cambio han perjudicado a muchas de las personas a las que buscaban ayudar. La pobreza en Estados Unidos está enormemente vinculada a la ausencia de los padres y a la falta de trabajo, pero los pagos de la asistencia social han tenido efectos destructivos erosionando la institución del matrimonio y la ética de trabajo en comunidades de bajos ingresos.
Desde los años 80, el programa federal de carreteras ya no sirve su propósito, solo usa el 65% del dinero federal en carreteras de uso general. El resto de estos fondos se desvía a propósitos no relacionados, incluido el transporte público, parques nacionales y bosques, carriles para bicicletas, asignaciones clientelistas, burocracia, revitalización urbana y conservación de bienes históricos. Como resultado, la congestión ha empeorado en la mayor parte de las áreas metropolitanas y por todo el país se han ido deteriorando pistas y puentes