Si las autoridades bangladesíes quieren realmente prevenir otra tragedia como la ocurrida en el Rana Plaza, deberían adoptar las libertades de empresa y económica. Mediante unas regulaciones eficientes, Bangladesh podría haber salvado las vidas de algunos de los trabajadores de los talleres textiles de Rana. En cambio, eligió llenar los bolsillos de los burócratas.
A menudo es fácil olvidar en qué punto del camino que estamos recorriendo nos encontramos. En Estados Unidos, los cimientos de nuestra sociedad y la fuente de nuestra riqueza y prosperidad están firmemente enraizados en los principios de la libertad económica. Los mercados son la fuerza más poderosa del mundo para derrotar a la pobreza, mejorar los niveles de vida y hacer que las comunidades sean más seguras, saludables y limpias.
El comercio está de nuevo en la agenda del presidente Obama, debido a algunas menciones destacadas incluidas en su discurso sobre el Estado de la Unión. Según el presidente, las propuestas para los Acuerdos de Asociación Transpacíficos y Transatlánticos deberían impulsar las exportaciones y crear empleos en Estados Unidos.
Sin embargo, las exportaciones son sólo una cara de la moneda. El libre comercio también impulsa las importaciones. Estas no sólo proporcionan bienes baratos y productos diferentes a los consumidores americanos, sino que también crean miles de empleos.
Puede que a los usuarios del sistema de metro de Washington D.C. finalmente les espere algo más en sus desplazamientos diarios que escaleras mecánicas rotas y vías de doble sentido. Para 2014, el Metro planea introducir nuevos vagones de última generación que incluyen pantallas LCD y diseños ergonómicos.
Los jefes de las economías del mundo se están reuniendo esta semana en la pequeña ciudad turística de Davos, Suiza, para la sesión anual del Foro Económico Mundial (WEF). Entre estos “Hombres de Davos” se incluyen los más importantes líderes empresariales, gobernadores de bancos centrales y políticos.