Hace cuarenta años, el presidente de Estados Unidos Lyndon B. Johnson declaró en tono desafiante la guerra. No, no era contra el comunismo ni contra las fuerzas comunistas de Vietnam. En su lugar, este texano alto y desgarbado declaró la guerra contra la pobreza. Entre sus comentarios preparados para un Congreso conjunto, Johnson dijo de manera confiada: “…Nuestro objetivo no es sólo aliviar los síntomas de la pobreza, sino curarla y, sobre todo, prevenirla”.
Durante esta Navidad, la reina de la belleza Mónica Spear y su esposo fueron abatidos a tiros mientras visitaban Venezuela, el país natal de la fallecida. La pareja estaba viajando con su hija de cinco años cuando su auto se averió. Mientras esperaban ayuda, unos ladrones armados asaltaron a la familia. Aunque la hija sobrevivió con sólo una herida menor por arma de fuego en la pierna, sus padres no tuvieron tanta suerte.
Los fragmentos dados a conocer de un nuevo y revelador libro causaron ayer sensación en Washington. El exsecretario de Defensa Robert Gates ataca al parecer al presidente Obama por su política exterior y su manejo de las fuerzas armadas de Estados Unidos en su próximo libro, Duty: Memoirs of a Secretary at War (Deber: Memorias de un secretario en guerra).
No obstante, como comentó el analista de la Fundación Heritage James Jay Carafano, “No se necesita un libro del exsecretario de Defensa para saber que muchas de las decisiones que Obama tomó mientras Gates estuvo en el cargo fueron un desastre”.
Cuando el presidente Johnson inició la “Guerra contra la Pobreza” el 8 de enero de 1964, prometió “no sólo aliviar los síntomas de la pobreza, sino curarla y, sobre todo, prevenirla”. Por desgracia, el medio siglo de legado de la “Gran Sociedad” de Johnson no ha estado a la altura de ese noble objetivo.