Hay algo de cruzada moralista en esta labor de Estados Unidos, pero también una convicción: o se enfrenta al crimen organizado decididamente, o poco a poco se irán erosionando los fundamentos del Estado de Derecho y desaparecerán los principios con que el país se fundó y echó a andar en 1776. En gran medida, la lucha contra el delito es por la supervivencia del país.