Los americanos que luchan en defensa del matrimonio en Estados Unidos tienen mucho que aprender de los franceses. El movimiento promatrimonio francés ha obligado a un debate nacional sobre la redefinición del matrimonio. Ha cambiado la opinión pública sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo: la mayoría se opone ahora al mismo. Y ha creado un respaldo del público en general y ha atraído a muchas personas que no son ni conservadoras ni religiosas.
“El matrimonio existe para unir a un hombre y a una mujer como marido y esposa para que sean padre y madre de cualquier hijo que produzca su unión. Se basa en la verdad antropológica de que hombres y mujeres son distintos y complementarios, en el hecho biológico de que la reproducción depende de un hombre y de una mujer y en la realidad social de que los hijos necesitan a una madre y a un padre”.
Algunos antiguos responsables del Partido Republicano están exhortando a la Corte Suprema para que redefina el concepto de matrimonio para toda la nación. Sin embargo, el respaldo al matrimonio como la unión de un hombre y una mujer es esencial para los principios americanos (y conservadores). De hecho, nada podría ser menos conservador que exhortar a un tribunal activista para que redefina una institución esencial de la sociedad civil.