Washington debería posibilitar una reconciliación posguerra y un consenso entre las muchas facciones políticas, tribales y locales que han surgido en Libia para llenar los vacíos dejados por el colapso del régimen. Estados Unidos también puede ayudar a la reconstrucción de Libia, en particular para que se repare con prontitud la dañada infraestructura petrolera de Libia, a fin de que las exportaciones de petróleo de Libia regresen a la mayor brevedad posible a sus niveles previos.
Si Estados Unidos quiere ver acciones más positivas en Honduras se deben reconstruir las relaciones con Tegucigalpa. Para empezar, el gobierno de Obama puede anular las medidas punitivas que tomó a raíz de la destitución del expresidente Zelaya y que todavía siguen vigentes a pesar de haberse celebrado elecciones libres y justas en noviembre de 2009.
La visión de Tony Blair de un superestado europeo es una pesadilla para cualquier persona a la que le importe el futuro de Gran Bretaña como país libre, regido por sus propios representantes elegidos en las urnas y este gobierno y el siguiente, así como las generaciones venideras deberán combatir activamente contra esa visión.