El presidente Obama alardeaba la semana pasada de que había firmado una ley para disipar “las amenazas gemelas” del cierre del gobierno y la caída de nuestra economía en el impago. Pero ¿qué se ha hecho para arreglar el problema del crecimiento de la deuda que lleva a que Washington eleve de manera repetida el límite de la misma?
Mientras duró el “cierre” del gobierno, el National Mall de Washington permaneció cerrado al público en general. Sin embargo, no todo el mundo tenía prohibido poner pie en el Mall. El Servicio de Parques Nacionales (NPS) colocó carteles indicando que ciertas partes del Mall estaban cerradas “excepto para actividades recogidas en la Primera Enmienda”.
Los Fundadores de Estados Unidos querían establecer un país que pudiera perdurar durante generaciones y comprendían que una enorme deuda podría poner en peligro su proyecto. Sabían que administrar las finanzas públicas para obligar al gobierno a vivir dentro de sus posibilidades era el modo más prudente de proceder.
El tiempo pone a cada uno en su sitio. Y a medida que el centro de atención del Congreso parece alejarse de los estragos de Obamacare sobre la economía, los americanos van comprendiendo por qué la puesta en marcha de la ley de salud de Obama se pospuso hasta después de las elecciones presidenciales.