El presidente Obama ha tenido poco tiempo para saborear su victoria electoral del pasado 6 de noviembre. La Casa Blanca está metida de lleno en asuntos como, entre otros, las consecuencias del atentado en Bengasi, la dimisión de David Petraeus y la inminente caída por el abismo fiscal. A casi menos de dos meses para la toma de posesión, Obama II ya se ha metido en un problema en lo que respecta a Latinoamérica.
Durante los últimos cuatro días, los militantes islamistas de Gaza han disparado más 840 cohetes contra Israel. Por primera vez, los cohetes de Hamás han alcanzado las afueras de Jerusalén y Tel Aviv, fruto del contrabando de cohetes iraníes con Gaza. El aumento del alcance y la sofisticación de los cohetes palestinos ha ampliado también el alcance de los terroristas, que pueden ahora amenazar a la mitad de la población de Israel.
Tras varios días en los que se había producido el lanzamiento de salvas de cohetes contra civiles israelíes, Israel respondió antes de ayer con varios ataques aéreos que mataron al líder del ala terrorista de Hamás y alcanzaron los emplazamientos de lanzamiento, almacenaje y fabricación de dichos cohetes en la Franja de Gaza.
Hoy empiezan las audiencias ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes y ante los Comités de Inteligencia de la Cámara y del Senado sobre el atentado terrorista contra el consulado de Estados Unidos que acabó con la vida del embajador Christopher Stevens y de otros tres americanos en Bengasi, Libia, el pasado 11 de septiembre.