Desde el comienzo de la recesión, el mundo académico, prestigiosas instituciones internacionales y la mayoría de los funcionarios públicos presionaron para que se llevara a cabo un masivo gasto en estímulo económico. Suecia rompió la tendencia, centrándose más bien en reducir los tipos impositivos marginales y haciendo retroceder la expansión del gobierno
Suecia solía cobrarle impuestos del 60% a las empresas. Ahora los ha rebajado al 26.3%. Como se apuntaba en un reciente artículo de la revista británica Spectator, el ministro de finanzas de Suecia, Anders Borg, nombrado el ministro de finanzas más efectivo de Europa por el Financial Times, ha dado en el clavo fantásticamente bien.