Esos masivos incrementos de impuestos son parte del plan del presidente para reducir la deuda descontrolada de la nación, pero en vez de enfrentarse al subyacente problema del gasto, su plan solo servirá para profundizar aún más el lío económico y paralizar las verdaderas reformas que Estados Unidos necesita para ponerse de camino a la cordura fiscal.
Desafortunadamente para los catorce millones de americanos desempleados, el presidente continúa firme en su camino de presentar políticas de grandes gastos para luego centrarse en más impuestos y aún más altos para poder pagar por el gasto. ¿Quién acaba pagando el precio? Los creadores de empleo de la nación y aquellos en la cola del desempleo.
Mark Knoller, hizo referencia a un sombrío hito presidencial en su página web ayer por la noche. “La deuda era de $10.626 billones el día que Obama asumió el cargo. El cálculo más reciente del Departamento del Tesoro muestra que la deuda ha alcanzado los $14.639 billones”, escribe Knoller. “Es el aumento más rápido de la deuda que presidente alguno de Estados Unidos haya hecho”.