La política respecto a Medio Oriente del presidente Obama continúa desenvolviéndose con peligrosas consecuencias para los intereses nacionales de Estados Unidos y los de sus aliados. El pasado lunes, el movimiento palestino Hamás, de carácter islamista y extremista, se integró en un gobierno de unidad nacional con su movimiento rival, al-Fatah, la facción dominante dentro de la Organización para la Liberación de Palestina.
Es improbable que Israel y Palestina alcancen un verdadero acuerdo de “paz” si no hay más temas sobre los que puedan estar de acuerdo. El secretario Kerry debería tener cuidado de no crear la expectativa de que estas conversaciones van a ser diferentes simplemente porque Estados Unidos tenga nuevos negociadores. De hecho, debería aprender de los errores del pasado.