En todo Estados Unidos, las familias están balanceando sus presupuestos e incluso saldando sus deudas. Desde el pánico financiero de 2008, la deuda privada ha caído a medida que los americanos se han ido apretando el cinturón y devolviendo sus préstamos. Por desgracia, algunos se tuvieron que declarar en bancarrota debido a que sus deudas se hicieron demasiado grandes. Pero Washington no se puede declarar en quiebra; en cambio, debe seguir el ejemplo de millones de americanos y reducir el gasto para vivir dentro de sus posibilidades.
Se esperaba que el presidente Obama hiciera una defensa del aumento del límite de la deuda en la rueda de prensa de ayer por la mañana. Toda esta situación viene a consecuencia de que los republicanos de la Cámara de Representantes han ido supuestamente sopesando la posibilidad de los “impagos” y del “bloqueo del gobierno”. Aunque es alentador que los conservadores se estén preparando para la lucha política, es importante que los responsables políticos y la opinión pública sigan teniendo perfectamente claros esos dos términos.
Julia no es la mujer americana ideal. Julia no es la mujer americana independiente que todos saben que Estados Unidos tiene. Las mujeres americanas fueron las primeras en la historia de la humanidad en ejercer el derecho al voto (en Nueva Jersey en 1797). Alexis de Tocqueville en Democracia en América elogió a Estados Unidos por sus mujeres. Tocqueville, a diferencia de las jóvenes aristócratas de su época, afirmaba que la joven americana “piensa por sí misma [y] habla libremente”. Su familia la equipa con la razón. Ella es una mujer que se autogobierna, capaz de identificar el vicio, la virtud y la oportunidad. Ella pertenece a una familia, a una iglesia y a asociaciones privadas.