“Pero supongamos que somos capaces de dejar de emitir dióxido de carbono inmediatamente. Olvidémonos de la electricidad para refrigerar nuestros hogares en los meses de verano. Cerremos las centrales eléctricas. Dejemos de manejar nuestros autos. Ni hablar. El Instituto de Ciencia y Política Pública halló que la temperatura del planeta disminuiría 0.17º C para el año 2100. Implementar estas regulaciones sería sufrir para nada”.
Hoy, el Senado vota sobre el destino de una las regulaciones más costosas de todos los tiempos. Una regulación que amenaza con crear unos Estados Unidos sin nuevas centrales térmicas de carbón y en el que los productores de energía existentes podrían tener que echar el cierre, eliminando empleos y haciendo que la electricidad sea espectacularmente más cara.
El presidente Obama, a la vez que quiere reducir el uso de los combustibles fósiles, quiere usar los subsidios y los mandatos para aumentar la proporción de energías renovables. El presidente continúa presionando para incrementar los subsidios a las energías renovables a pesar del hecho de que subsidiar tecnologías poco rentables es un derroche y una pérdida económica. Por no mencionar que fomenta el capitalismo clientelista y la dependencia del gobierno.