Si parece como si los sindicatos estuvieran armando mucho alboroto últimamente, es porque lo están haciendo.
Estamos en un año de elecciones y necesitan dinero.
Y es que en 2013 sólo uno de cada 15 trabajadores del sector privado era miembro de un sindicato, la cifra de afiliación más baja desde 1916.
Hoy, la Constitución cumple 226 años. Así que no olvidemos que ésta establece que el presidente “cuidará de que las leyes se ejecuten fielmente”.
Sin embargo, la administración Obama ha hecho justo lo contrario, retorciendo la legislación y haciendo caso omiso de las limitaciones constitucionales a su autoridad.
El presidente Obama ha estado eludiendo al Congreso de todas las formas que ha podido encontrar. Una de ellas es abusar del poder presidencial de realizar nombramientos para puestos en el gobierno durante un supuesto período de receso del Senado, en un intento por evitar que el Senado tuviera que confirmar a sus nominados.
El pasado viernes por la mañana, un jurado compuesto por tres jueces de la Corte de Apelaciones del Circuito del D.C. anuló por unanimidad los nombramientos para la Junta Nacional de Relaciones del Trabajo (NLRB), que el presidente Obama alegó que se efectuaron “en período de receso” congresional. Los nombramientos se realizaron hace más de un año, de modo que la sentencia invalida de forma potencial cierto número de medidas adoptadas desde entonces por la NLRB. Además, los cinco miembros de la NLRB no pueden actuar sobre ningún asunto sin que exista quórum, por lo que la exclusión de sus miembros nombrados ilegalmente deja sin quórum a este órgano.
Eliminar los Twinkies. Obstruir el estacionamiento de las tiendas Wal-Mart el día de mayor venta del año, conocido como Viernes Negro porque el balance anual pasa de negro a rojo con las ventas extra. Molestar en un gran aeropuerto el día antes de Acción de Gracias. Si los sindicatos están tratando de ser más populares entre el pueblo americano, lo están haciendo realmente mal.