Nueve refugiados norcoreanos que habían huido de su país y se habían dirigido a Laos, fueron repatriados por la fuerza el pasado 28 de mayo. Los huidos, con edades comprendidas entre los 15 y los 22 años, fueron devueltos por las autoridades laosianas a los agentes de seguridad norcoreanos, que los enviaron en avión, vía China, de vuelta a Corea del Norte.
El pasado martes, diversos bancos y cadenas de televisión surcoreanos se quedaron sin conexiones informáticas debido a un ciberataque “bastante masivo”. En su mayor parte, estos ataques supusieron simplemente una molestia, cortando temporalmente el acceso informático a las cuentas bancarias y congelando las computadoras de las estaciones de televisión, aunque sin llegar a interferir las emisiones.
El jueves pasado, el vocero de la Casa Blanca Jay Carney afirmó que Estados Unidos es “totalmente capaz de defenderse a sí mismo” frente a un ataque norcoreano con misiles balísticos. Sin embargo, Carney no mencionó que la administración Obama ha tratado de debilitar el programa de defensa antimisiles de largo alcance desde que llegó al poder.
En semanas recientes, Pyongyang ha empezado otra ofensiva del encanto más alcanzando Pekín, Washington y Tokio. La iniciativa diplomática sigue a la consagración como líder del muy dinámico y carismático Kim Jong-un, lo que lleva a los expertos a percibir nuevas y sutiles señales de una inminente reforma económica norcoreana y una política exterior menos beligerante.
El lanzamiento del misil por parte de Corea del Norte es una severa violación de varias resoluciones de la ONU y no pedirle cuentas por sus acciones socavaría los intentos internacionales de mantener bajo control el comportamiento de este país. La administración Obama debe tomar medidas ya para neutralizar y disminuir la amenaza norcoreana.