Cuando escuchamos el término “ganancias” en las noticias, a menudo la palabra se utiliza para explicar otra cosa. A veces, tener ganancias se enmarca de una manera que despierta desconfianza o ganas de penalizarla. Por ejemplo, he aquí un titular de la Radio Nacional Pública (NPR): “Récord de ganancias de petroleras suscita críticas”.
He visto repetidos tres viejos argumentos sobre Estados Unidos. El primero es que el intervencionismo salvó al capitalismo de la crisis de 1929. El segundo es que EE.UU. es un país severamente intoxicado por el liberalismo. Y el tercero es que estamos amenazados por unos siniestros liberales (en el sentido europeo) que van a destruir el Estado de Bienestar y, horror mayúsculo, nos van a retrotraer al siglo XIX, donde los ricos pagaban pocos impuestos.
En un mundo globalizado, la batalla por preservar la libertad es una batalla global. Cuantos más países adopten el socialismo populista, más difícil será que los demás, incluido Estados Unidos, mantengan sus libertades. Ahora los centros de investigación política así como los defensores y educadores del libre mercado en España tendrán que sudar la gota gorda.