No sé cuánto tardarán nuestros responsables políticos en volver a recordarnos que el islam es una religión de paz y que los yihadistas del Estado Islámico, al-Qaeda, Hizbolá, Hamás, la Yihad Islámica, Boko Haram y tantos otros grupos terroristas no representan su verdadero espíritu. Los seguidores del Estado Islámico han sido mucho más rápidos que ellos: “Cruzados, vamos por Uds. con rifles y bombas. Espérennos”, rezaba anoche un tuit en árabe de un conocido propagandista del EI.
Ocioso es señalar que los fanáticos no son el islam ni sus creyentes musulmanes. El fundamentalismo islámico es tan enemigo suyo como nuestro. Como el Ku Klux Klan lo es de Roma. Pero tampoco es ocioso subrayar que estos fundamentalistas islámicos han surgido del islam, toman el islam como su causa y es el islam su justificación. Por eso es tan importante que sean los propios musulmanes los primeros en salir a la calle a combatirlos con su presencia, a enfrentarse a su barbarie y arrebatarles el islam.
Cuando un libro que ofrece un homenaje deliberado al Das Kapital de Karl Marx se convierte en el libro de no ficción más vendido en Estados Unidos, ello nos da alguna idea de lo lejos que estamos de la mentalidad anticomunista que una vez compartieron demócratas, republicanos y todas las élites políticas de la nación, aunque ése no haya sido el caso con todas nuestras élites intelectuales.