El día de hoy marca el primer aniversario de la condena del abortista Kermit Gosnell, que fue hallado culpable del asesinato de bebés vivos mediante procedimientos abortivos tardíos y en pésimas condiciones. Se dictó sentencia en el tribunal el 13 de mayo de 2013, pero es terrible ver cómo se ha privado a los americanos del debate sobre este importantísimo asunto médico en el hemiciclo del Senado de Estados Unidos.
Obamacare está sembrando el caos en la economía; el gasto en derechos a beneficios está engullendo el presupuesto federal; la preparación de las fuerzas armadas de Estados Unidos está bajo mínimos y un puñado de senadores está trabajando para asegurarse de que el gobierno permanece en el mercado de las finanzas inmobiliarias.
El día 21 de noviembre por la tarde, el Senado aprobó un cambio de reglas que en la práctica eliminará el uso del filibusterismo contra los nombramientos judiciales y del poder ejecutivo. Según las antiguas reglas, los senadores podían debatir si confirmar o no un nombramiento hasta que 60 miembros votaran para solicitar el fin del debate. Ese día, el líder de la mayoría Harry Reid (D-NV) logró rebajar ese umbral a una mayoría simple de 51 votos, votando el Senado por 52 a 48 a favor de realizar el cambio.
Como muestra El Gráfico de la Semana, el presidente Obama ya está superando al presidente George W. Bush en la confirmación de nombramientos judiciales durante su segundo mandato. Y como los analistas de Heritage Elizabeth Slattery y Hans von Spakovsky han señalado, este nuevo impulso está centrado en copar una importantísima corte de circuito que sirve a menudo de trampolín hacia la Corte Suprema.
Como dijo el presidente Obama, se salieron con la suya.
Harry Reid y el Senado controlado por los demócratas consiguieron cambiar las reglas del Senado, de modo que pueden hacer que se apruebe lo que quieran sin tener que preocuparse por que los republicanos practiquen el filibusterismo en su contra.