Además de los miles de regímenes reguladores que la administración Obama ya ha implementado (costándole a Estados Unidos miles de millones de dólares), hay más en camino, lo que promete continuar desbaratando la economía y obstaculizando el crecimiento del empleo. El Congreso puede y debería tomar medidas para poner esta carga reguladora bajo control y que así los americanos puedan ser libres para hacer que el motor económico del país se mueva a todo vapor una vez más.
Primero se metieron con los donuts y pocos se atrevieron a defender el aceite vegetal parcialmente hidrogenado. Luego se metieron con los refrescos, declarando prohibido el jarabe de maíz con alto contenido en fructosa. Ahora andan tras las habas, las arvejas y el maíz y la empujándonos hacia una dieta nacional de puro queso de soja y col.