Primero se metieron con los donuts y pocos se atrevieron a defender el aceite vegetal parcialmente hidrogenado. Luego se metieron con los refrescos, declarando prohibido el jarabe de maíz con alto contenido en fructosa. Ahora andan tras las habas, las arvejas y el maíz y la empujándonos hacia una dieta nacional de puro queso de soja y col.