El deseo del presidente Obama de lograr un nuevo Medio Oriente caracterizado por un equilibrio de poder entre los principales Estados de la zona permitiría que Estados Unidos se desentendiera de una región que ha absorbido los recursos nacionales. Pero, como está descubriendo, es más fácil verse absorbido por Medio Oriente que salir de él.
¿Y qué hace Estados Unidos al respecto? Durante años, las Fuerzas de Operaciones Especiales y la CIA han mantenido una pequeña presencia bajo el radar en Yemen; han adiestrado fuerzas de seguridad gubernamentales y efectuado ataques con drones contra sospechosos de terrorismo, como Anwar al-Aulaqi, el ideólogo de al-Qaeda en la Península Arábiga al que mató un misil Hellfire en 2011.
El Departamento de Estado cerró 21 embajadas de Estados Unidos durante el fin de semana y emitió una alerta para los americanos que viajen a Medio Oriente y el norte de África, advirtiendo de posibles amenazas terroristas en la región.
¿De dónde provienen los informes de los servicios de inteligencia que provocaron esta advertencia?
Estados Unidos debería promover una transferencia pacífica del poder político y el establecimiento de un nuevo gobierno que podría ser un socio a largo plazo en la cooperación antiterrorista — o que podría al menos evitar el riesgo de que Yemen se convierta en un estado fallido que AQAP se pueda aprovechar.