El exsenador Jim Talent (R-MO) apunta que: “La gran ironía de nuestro tiempo es que cuanto más ha crecido el gobierno federal, peor ha desempeñado sus funciones prioritarias de proveer la defensa nacional”. Ahora, después de todo el gasto en estímulo, rescates y los desbocados derechos a beneficios, Estados Unidos está viendo los resultados. El Congreso debe actuar ahora para contener el gasto de forma que pueda garantizar que la capacidad del gobierno de ejecutar su deber principal permanezca intacta.
Pakistán no es ni aliado ni enemigo de Estados Unidos, más bien, Pakistán tiene objetivos de seguridad totalmente diferentes a los de Estados Unidos en Afganistán y en la lucha contra el terrorismo en general. Cuanto antes acepten los políticos americanos esta realidad, Estados Unidos tendrá mayores oportunidades de alcanzar sus objetivos en la región.
Los atentados se produjeron poco después de que Abu Mohamed Adnani fuese nombrado el nuevo líder de al-Qaeda en Irak, representan un intento de reavivar el conflicto sectario entre suníes y chiítas y demuestran que el grupo sigue siendo una poderosa amenaza. Es probable que la campaña de atentados ponga presión sobre el gobierno iraquí para negociar una extensión de la presencia militar de Estados Unidos, a pesar de las reticencias de varios partidos de la coalición en el gobierno iraquí de admitir públicamente que Irak sigue necesitando ayuda sustancial de Estados Unidos en materia de seguridad.
Suena como sacado de una película. Un arma nuclear detona a gran altitud, generando una gran cantidad de energía electromagnética que produce gran devastación en Estados Unidos — destruyendo la electrónica, colapsando las comunicaciones, paralizando el transporte y apagando toda energía eléctrica. Desafortunadamente, la amenaza de un ataque de pulso electromagnético (EMP) es del todo real y es hora de que los líderes de América despierten ante esta realidad. Pero un arma nuclear no es la única forma en que puede generarse un ataque EMP. Incluso la actividad solar, si …
Rusia intenta expandir su influencia para constreñir la política de Estados Unidos. Líderes rusos como el ministro de asuntos exteriores Sergei Lavrov invocan, de forma habitual, un modelo “policéntrico” o multipolar del mundo, con Rusia laborando con sus socios para un futuro donde el poder de Estados Unidos esté tan disminuido que no pueda actuar sin el permiso de Moscú.